¿Estás en guerra con tu cuerpo? ¿Lo descuidas o castigas? ¿Has llegado a conocerlo de verdad? ¿Te sientes en casa dentro de él?
El sufrimiento puedes ser físico o mental, o ambos, pero todo tipo de sufrimiento se manifiesta en alguna parte del cuerpo y nos genera tensión y estrés. Siempre se dice que debemos liberar la tensión del cuerpo. ¡Muchos lo hemos intentado a conciencia! Queremos liberarla, pero no podemos. Nuestros intentos de reducir esa tensión no funcionarán a menos que primero reconozcamos su existencia.
Cuando te haces un corte en el dedo, lo lavas y el cuerpo sabe cómo curarlo. Cuando un animal resulta herido en el bosque, sabe cómo actuar. Deja de buscar algo de comer o una pareja. Sabe, gracias a generaciones de conocimiento ancestral, que no es bueno que lo haga. Así que busca un lugar tranquilo y se tumba, no hace nada. Los animales saben por instinto que detenerse es la mejor manera de curarse. No necesitan un doctor, una droguería o una farmacia.
Antes, los seres humanos compartíamos esa sabiduría, pero hemos perdido el contacto con ella. Ya no sabemos descansar. No dejamos que nuestro cuerpo descanse para liberar la tensión y curarnos. Dependemos completamente de las medicinas para curar las enfermedades y el dolor. Aun así, las formas más efectivas de aliviar y transformar nuestro sufrimiento ya están a nuestro alcance sin ninguna prescripción y sin coste alguno. No os estoy sugiriendo que tiréis todos vuestros medicamentos. Muchos de nosotros necesitamos tomar medicinas de algún tipo. Pero a veces podemos tomarlas en menor cantidad y surtirán un mejor efecto si sabemos cómo reposar tanto el cuerpo como la mente.
Thich Nhat Hanh