¿Para que me sirve hacer contacto con el pequeño niño que habita en mi?
La idea es volver a conectarnos con ese niñito que generalmente se siente solo y abandonado para que nos diga qué necesita, para ayudarlo a expresarse, para validarlo, para que confié en sus emociones, que confié en él mismo. y así nosotros vamos a empezar a confiar en nosotros mismos.
Muchas veces sentimos rechazo por él, tenemos miedo de que su dolor nos invada y lo dejamos solo.Otras veces no tenemos registro de su existencia. Por eso tenemos que aprender cómo estar presentes con él para curarnos a nosotros mismos.
Este niño herido es aquella parte de nosotros donde se aloja nuestra energía emocional bloqueada.
A fin de establecer contacto con nuestro niño herido y lastimado es preciso que volvamos atrás y que sintamos nuevamente las emociones bloqueadas.Cuando bloqueamos nuestra energía emocional comienzan los síntomas: nos desconectamos de lo que sentimos y comenzamos a funcionar armando una personalidad que nos va alejando de nuestro ser.
La propuesta terapéutica es curarnos desbloqueando nuestras emociones.Descongelando emociones congeladas, reviviendo estas emociones bloqueadas tal como se manifestaron por primera vez.La idea es conectarnos con viejos dolores que quedaron congelados en nuestro interior porque no fueron expresados.Y poder darnos cuenta como esto nos atraviesa en todas las experiencias en nuestra vida.
No son los traumas que padecemos en la infancia lo que nos enferman emocionalmente, sino nuestra incapacidad de expresarlos.
De niños vamos creando una coraza para no sentir sensaciones que nos resultan insoportables.Pero luego las mismas defensas que nos ayudaron a sobrevivir a los traumas infantiles se convierten en obstáculos a nuestro crecimiento.
Debemos dar salida a nuestro dolor congelado.
Los niños tienen que bloquear su rabia, su enojo con sus padres, porque dependen del amor de ellos. El mecanismo es matar el enojo y así una parte de si mismos para no perder el amor de los padres. Es una cuestión de supervivencia.Los niños de nuestro mundo interior saben cómo ser, mientras que nuestra personalidad sabe cómo hacer y actuar.
Cuando trabajamos con nuestro niño aprendemos que no hay nada que hacer, simplemente estar y las cosas suceden.
Nuestro mundo civilizado repudia al niño espontáneo y vulnerable que somos, pero es nuestra esencia, es nuestra parte más preciosa, es el que puede relacionarse de una manera autentica con los demás, es, en definitiva, el que puede amar.
La personalidad sana protege al niño vulnerable.
Cuando nos enamoramos el niño vulnerable sale a la superficie, y así establece un contacto profundo con otro ser humano. Es la vulnerabilidad la que posibilita la intimidad en una relación.La personalidad, cuando está tomada por el miedo, evita el encuentro.
El niño que no recibe la atención adecuada está centrado en él mismo, se vuelve autorreferente, no puede ver lo que le pasa al otro.Mientras no lo escuchemos, seguirá reaccionando y empeorando nuestras relaciones íntimas.
EL NIÑO NECESITA VALIDACION DE SU DOLOR
Cuando las personas se sienten validadas en su dolor, pueden expresarlo y atravesarlo.Y aparece la alegría.Para cuidar de nuestro niño interior tenemos que reconocer su presencia.Saber de sus necesidades y de sus reacciones frente al dolor.Tenemos que ser uno con él.
El descubrimiento de nuestro niño interior es el descubrimiento de una vía de acceso al alma. Nuestro niño se vuelve más sensible y confiado a medida que aprendemos a dedicarle el tiempo, la atención y los cuidados que se merece.
Desde Ciclos impartimos talleres y grupos de Encuentros de profundización de Encuentro con el niño interior, Una experiencia grupal enriquecedora que nutre y fortalece el alma.
Ella es mi pequeña Niña Vero (Imagen)